lunes, 5 de abril de 2010

ROMANCE DE LA FOSA HUECA.

Os voy a poner algo que he leído en la calle y no escribo yo, y no lo hago con su permiso, pero estoy seguro que se alegraria al saber que todo el mundo puede leer lo que el piensa.

Es de Antonio Carvajal y va dedicado a Pepa, Fernanda y Adelina, musas sobre raíles.

Las piquetas de los sabios cavan buscando esqueletos donde señala el inglés y callan los herederos.
Un hedor a carne antigua atrae a hienas y a cuervos pero los sabios trabajan en un túnel de silencio y no hay humano que estorbe ni de cerca ni de lejos.
Va el agua de Aynadamar vestida de crisantelmos, llenas las ingles de espuma y juncos el entrecejo.
Cavan y cavan los científicos y un ciego, si Tiresias de secano profeta de medio pelo, recita un homenaje antiguo con dobleces de misterio:
"Halla en mis ojos la luz, ten de mis labios consejo.
Lo que buscas ya no está, que lo ha devorado el tiempo.
Esta tierra lo que oculta son los miserables restos de la merendica pobre de un esforzado labriego:
la chapa de una cerveza y un zancajo de conejo".
Los hijos de los que antaño pusieron su curvo dedo en los gatillos de revólveres y labios para el silencio se relatan entre risas el fracaso con estrépito.
Una sombra de sospecha envuelve a cultos y a legos.
Sólo llora, y a escondidas, la nieta del buen maestro don Dioscoro Galindo que sigue sin digno entierro.
Un eructo de gintonic invade el monte del desierto mientras el ingles desnuda a medallones su pecho y le devuelve a la Junta de Andalucia el sombrero con escarapela blanca y verde que un día le dieron por ensartar mil rumores sin fin y sin fundamento, mientras algunos repiten que allí cerca están los muertos, en el barranco de Viznar tiritando entre sus sueños

Bueno, pues ahora cada cual que opine y piense lo que quiera, pero somos muchos los que vivimos en aquellos días en los que un grupo de especuladores, abrieron zanjas a puerta cerrada, con el mas absoluto secretismo, a sabiendas, por los sabios de la zona, que allí no iban a encontrar nada ni a nadie, solamente a llenar los bolsillos, como bien dice Antonio de medallones.